Porque me gusta, y porque me divierte.
Porque os echo de menos.
Porque me lo pidió Inma.
Porque desde hace un mes no me sale ni un maldito poema, y era ésa la excusa para dejar de escribir pequeñas piezas de prosa.
Porque mi primo Rodrigo dijo un día, señalando a mi sobrino Manu: "¡Es que tiras la piedra y escondes la mano!", y el interpelado se volvió muy digno para decir: "ey, que yo no te he lanzado ninguna piedra..." Y me vi sumergida en un vórtice de pensamientos sobre las metáforas populares.
Porque me gusta el agua. Porque me gusta el color azul. Porque iré a Maestu. Porque hace mucho que no escribo proemas, o poemas en prosa.
Porque he leído muchos libros y quiero comentarlos aquí.
Porque me encandila el hombre del sillón. Y Aragorn, y Darcy.
Y porque tuve un día tonto y me dije: "cierro también Makimarujeos". Y un anónimo me suplicó que no lo hiciera. Y pensé, ya que sigo con Makimarujeos, ¿por qué no resucitar también el blog de Adaldrida?
Y porque me templaban los dedos sobre el teclado, a punto de reventar de fiesta.
Vuelvo.
Porque os echo de menos.
Porque me lo pidió Inma.
Porque desde hace un mes no me sale ni un maldito poema, y era ésa la excusa para dejar de escribir pequeñas piezas de prosa.
Porque mi primo Rodrigo dijo un día, señalando a mi sobrino Manu: "¡Es que tiras la piedra y escondes la mano!", y el interpelado se volvió muy digno para decir: "ey, que yo no te he lanzado ninguna piedra..." Y me vi sumergida en un vórtice de pensamientos sobre las metáforas populares.
Porque me gusta el agua. Porque me gusta el color azul. Porque iré a Maestu. Porque hace mucho que no escribo proemas, o poemas en prosa.
Porque he leído muchos libros y quiero comentarlos aquí.
Porque me encandila el hombre del sillón. Y Aragorn, y Darcy.
Y porque tuve un día tonto y me dije: "cierro también Makimarujeos". Y un anónimo me suplicó que no lo hiciera. Y pensé, ya que sigo con Makimarujeos, ¿por qué no resucitar también el blog de Adaldrida?
Y porque me templaban los dedos sobre el teclado, a punto de reventar de fiesta.
Vuelvo.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarPues bienvenida, oiga; se le echaba de menos. Y tranquilidad con esa, digamos, reluctancia de las Musas: tienen su propio ritmo, y no les gusta que se trate de obligarlas. Pero volverán: saben cuál es su casa.
ResponderEliminarGracias por volver, yo seguía entrando en el blog con la esperanza que volvieses, y Dios atendió mis pensamientos.
ResponderEliminarDile a Rodrigo que es como de la familia.