Las calles azules. Por la mañana se me vienen encima, cortando mis bostezos. Las aceras bailan, todo se va encendiendo poco a poco. Una canción comienza a sonar en mi cabeza y se dispersa por el aire encantado. Los minutos, pocos minutos antes de llegar a la oficina, se agigantan y ruedan ante mí, brillantes.
Si subo a un autobús y te veo, el cielo parece fundirse con el cristal y los árboles se vuelven azules también. Si llueve, las gotas son de nieve, frías y blancas. Radiantes, con otro tipo de fulgor.
Los primeros minutos del lunes son de un azul estrellado en una bola de cristal.
Vas a conseguir que me gusten los lunes. Madrid, los atascos, la M-30, las prisas, no ayudan. Pero a lo mejor, y gracias a ti, el lunes lo veo todo de un azul-primavera que me hacen, por lo menos, sonreir. ANONIMO CON MAYUSCULAS
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