domingo, agosto 28, 2011

Un poema, ¡por fin!

MAGIA

En el monte vivimos una noche
cuando éramos niños, y vimos un fantasma.
Era un castillo verde y ojival
con ventanas abiertas y una hoja en el aire.
Volando sobre el aire, sola se mantenía
por pura magia, o eran nuestros ojos
quienes la sostenían. No había viento alguno
y un sol naranja sombras medievales
dibujaba en la tierra, ya penumbra.
De nuestros ojos un incandescente
amor mecía aquella hoja sola.
Era la prueba de que el mundo existe,
con su destello único, su fuego de Merlín:
¡No podía caer al suelo aquella hoja!





P.S.: ¡Por fin sale un poema de mi dormida musa! El último que escribí fue el de la tortilla francesa, que generó un bonito debate. Con éste espero otro tanto, y ya ha comenzado (ver P.S.3...)

P.S2.: Mi padre es el inmediato culpable de que las musas hayan vuelto a mi pobre ser: me llevó de paseo hacia el palacio de Narros, en Zarauz, me dijo que había allí un fantasma y que había una hoja suspendida en el aire (yo no la vi), y terminó diciendo: "si después de esto no escribes un poema, ¡renuncio" Luego yo se lo tuve que hacer...

P.S3.: Mi admirado E.G-M, poeta más experimentado y luminoso que yo, sugiere que elimine la primera alusión a los ojos que mantienen la hoja, porque luego se repite, y según él adquiriría más fuerza la imagen dicha una sola vez.

A mí me parece que la repetición es parte del poema, porque es elnúcleo de él, pero a lo mejor no es necesaria. ¿Qué opinan ustedes?

7 comentarios:

  1. No sé si me encanta más el poema o la historia de la inspiración...magia en toda regla! BESOS!

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  2. Totalmente de acuerdo con Gadi, no sé qué es más poético...

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  3. El poema es estupendo. Enhorabuena para ti y para mí la envidia. Aprovechemos su impulso para hacer un poco de Pepito Grillo:

    Yo no repetiría lo de los ojos. Con una vez vale, de modo que me comería la primera mención, acortando un verso:

    Volando sobre el aire, sola se mantenía
    por pura magia. No había viento alguno


    Eso daría más fuerza a la imagen incandescente de después. Dicho lo cual, vuelvo a los aplausos...

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  4. Gracias, admirado E.G-M.
    Oye, pues puede ser. Se abre la veda, qué opinan ustedes?

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  5. Yo he visto esa hoja la noche pasada. Está aquí, en la casa antigua de Molinoviejo. La sostiene en el aire el canto testarudo de un mochuelo y mi mirada.
    Cuando caiga, tendré que regresar a Madrid.
    ¿Qué tal cambiar los primeros ojos por la mirada?

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  6. Precioso; la hoja suspendida eras tú.

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  7. Al final no he cambiado la repetición, que me parece tiene una buena causa en el poema, pero sí la repetición de la palabra "magia", que también me hizo ver EGM.
    Gracias a todos.

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