jueves, junio 05, 2008
Flores amarillas
Comienza el calor en Sevilla y hay obras en mi jardín, que parece el Líbano en tiempos de guerra, con cascotes y césped quemado por un amago de incendio. También recuerda a la luna, en su vertiente menos romántica, de paisaje desolado.
Antes, en mi jardín, había rosas. El portero regaba las rosas rojas cada mañana, y crecían con ese lustre y ese aspecto de terciopelo que da el agua abundante. Muy rojas, soberbias, con altivez real.
Debajo de los arriates de rosas estaba el garaje, que empezó a poblarse de goteras y amenazaba ruina. Así que los porteros dejaron de regar y las rosas murieron. Durante veinte días, en las parcelas del jardín hubo sólo tierra, hierbajos y sol.
Con las últimas lluvias, crecieron porque sí diez o doce flores amarillas, completamente salvajes.
Entonces empezaron las obras, y el Líbano se instauró tras la cancela verde. Como Rafael Adolfo Téllez puedo decir: todos han muerto. Murieron las rosas rojas, murieron las flores amarillas, murió mi juventud y estoy velándola.
¿murió tu juventud? No, Rocío: estás velando a tu niñez.
ResponderEliminarPor Dios, sobrina. ¡Qué cosas tienes! Has exagerado un poquito ¿qué no? Qué sepas que aquí, en La Rioja, la Hipoteca Joven alcanza hasta los 40 años, y que la Asociación de Jóvenes Empresarios presentó el otro día medidas de apoyo para jóvenes empresarios de hasta 45 años. Ahí es nada... Estás en el inicio, mujer.
ResponderEliminarEva y Javier
No desesperes: cualquier día renacen los cedros en el Líbano.
ResponderEliminarNo puedo más que añadir que el jefe de las Juventudes Musicales de Menorca de hace unos años tenía, echándole por lo bajo, los sesenta cumplidos hacía casi dos décadas. Oye, y con un par.
Bueno, como Rafa Téllez, y como Vallejo ¿no? Más que nada porque ese verso final es de Vallejo, y Rafa lo tomó prestado, así, por la cara.
ResponderEliminar-Pues yo también lo tomo prestado, de Rafa Vallejo, oye, qué lío, ¿no...? Cosas de la intertextualidad. Al menios le llamó al poema César Vallejo...
ResponderEliminarQue no cunda el pánico: Gracias a todos pero, ¡no estoy deprimida! (Que conste). Es sólo una realidad: a los treinta, la Primera Juventud ha muerto. Me he saltado lo de primera, una licencia poética...
ResponderEliminarOye, pues el desierto también tiene su encanto... Y no necesita de muchos cuidados.
ResponderEliminarPD: ¿qué es eso de que a los 30 muere la primera juventud? Solo para algunos, entre los que tú no estás...
¡Yo tengo 29! ¡Estoy a puntito!
ResponderEliminarhola.
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