Ayer, vestido con un traje gris y con sus manos de poeta, Jose Julio Cabanillas nos leyó varios fragmentos de su quinto poemario, publicado en Adonáis.
Qué elegante está Jose Julio, me dijeron cuando lo vimos llegar, y era cierto. Ya conocéis mi debilidad por los hombres con pantalón de raya, chaqueta y corbata, aunque creo que ésta última faltaba en el conjunto. El color gris sentaba muy bien a un hombre que siempre ha hablado y recitado en voz baja, que presume de peinar canas y nos muestra sus versos con pudor, ajeno a la luz tan alta que va naciendo de sus palabras en sotto voce. Ese ma non tropo que se va convirtiendo en un allegro molto vivace por obra de arte, por obra de Gracia, ya que en la poesía de Cabanillas la Gracia y el arte se dan la mano de forma tan misteriosa y bella.
Abrió el acto Carmelo Guillén Acosta, que habló de la génesis del libro y presentó con calidad y calidez al poeta. Es una maravilla ver cómo ambas virtudes se pueden conciliar, cómo estábamos congregados allí bajo un mismo fuego, lo dijo Jose Julio en el comienzo, una pequeña muchedumbre de poetas hermanos, poetas amigos, incapaces de mentirnos una sílaba.
Ana Acevedo presentó el libro y dijo con palabras sencillas lo que todos pensábamos. Yo se lo agradecí. Hablar de lo profunda y sincera que es la poesía de Cabanillas es como decir que dos y dos son cuatro, pero corremos el peligro de que nadie diga nunca en voz alta, por temor al perogrullo, que dos y dos son cuatro.
Luego recitó él. Recitó pocos poemas para mi gusto. Abrí al azar el libro y encontré un poema que recreaba el tapiz de La dama y el unicornio, tan inolvidable para mí. París, siempre al fondo. La niñez como una película que se repite y se inventa. El Cabanillas de siempre, pero dando un paso más, añadiendo tres ocuatro revelaciones a su mundo de hadas y domingos de fiesta en Benzelá.
Ah, en estos tiempos de crisis reconforta oírte en estéreo y más con el aliciente de verte en un rato con un pollo agridulce por delante. Me ha quedado surrealista pero tú sabes que no miento. Hasta ahorita.
ResponderEliminarTe agradezco muchísimo esta crónica de la presentación. Gracias a ti, Llir, parece que me la perdí menos.
ResponderEliminarPor estar de vacaciones no pude ir a la presentación, como me hubiera gustado. Y es que, en esa circustancia, el lugar de trabajo "no existe". Igual que Enrique, te agradezco la crónica tan personal que nos haces.
ResponderEliminarNo puedo prometer que me gustase la presentación, pero la crónica tiene nivel.
ResponderEliminarVelifico la palabra: klchjghbsyfvhavhyqcskt no es una palabra
Joé, pianista; eres como los del tendido del 7. Qué más quieres? nivel? nivelón, diría yo.
ResponderEliminarEnhorabuena, Adaldrida.
Seré dueña de esos poemas en cuantito que pase mi personal tesis el día 18.
Es que Rocío nos tiene tan bien acostumbrados...
ResponderEliminarPeste de verificación jkrghbvmtgvxejn
Y yo en el examen de Historia del Periodismo Universal... lo que hay que hacer por 800 euros de ná... al menos ya tengo el libro y puedo imaginarlo con esta crónica, Rocío.
ResponderEliminarHe sentido verdadera envidia de ti, que pudiste estar y nos lo has contado tan bien...
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