Esperando el autobús abro los ojos, y leo el cartel que me separa de la lluvia. En él un chico desenfadado, con vaqueros y aureola, sostiene una botella de Habana club y me invita a abrirla y perderme en la noche. Debajo puedo leer: "El culto a la vida".
Y como en una ráfaga vienen a mí esos versos de José Mateos, esa pregunta recóndita:
¿Cómo saber, en la agitada noche
de estridencia y alcohol, cuando te besan,
si es la vida o la muerte quien te besa?
Mmmm, no sé... si es en mitad de la estridencia y hay alcohol y (mucha) noche, yo más bien diría muerte ¡súbita!
ResponderEliminarPoetas de la calle. ayer, con lo de la moto me decías algo así. Tras esto, aún me sabe mejor!!!
ResponderEliminarde todos modos, en eso de "alcohoil" que suena tan chungo, se excluye la Tanqueray, ¿no?
Te veo en NT!!! En cuanto te lea, te digo!! Mira que no avisar. Te quitaba la botella de Saphir, como castigo.
ResponderEliminarBonito post y preciosos versos, que dan para pensar. Por ejemplo, que estridencia y alcohol te acercan al lado menos consciente de ti mismo, y por lo tanto, al beso de la muerte. Pero, por otra parte, en las dosis adecuadas, también te pueden hacer ver otras posibilidades de la vida. No me gustan las estridencias, pero tampoco los extremos. Sí me ha gustado tu reflexión.
ResponderEliminarNada, nada, in vino nada de veritas! y de noche menos!!!
ResponderEliminares de la verdad frente a la mentira de lo que hablas.
ResponderEliminares del blanco frente al negro.
Y sin embargo para que el bolor sea además luz, necesita el contraste de la oscuridad.
Eres magistral.
donde dice bolor debe decir color, solo que sin resfriado
ResponderEliminar¿Cómo distinguir en la tranquila mañana de calma y luz, cuando te abrazan, si es el viento o es la verdad quien te abraza?
ResponderEliminarDriver.
¡Que bien traídos esos versos!
ResponderEliminarNo se sabe. E igual después hay que hasta corregir, aunque otras veces la noche lleva al día.
ResponderEliminarFrancisco Javier