Hoy he probado un trozo de tarta de café del Obrador: he recordado todos los desayunos de domingo en el Obrador, mordiendo lazos de hojaldre y saboreando periódicos y revistas, demorándome. El desayuno llegaba hasta la una de la tarde, y solía hacer frío soleado.
También me han servido un vaso de jerez, pero al primer sorbo lo he derramado por el suelo. No importa, me dicen, así flota en el aire un olor a bodega.
Siempre quise volver. Volver al campus y ver de nuevo los árboles como estatuas vivientes y la gente sonriendo. Un mundo de puertas de cristal que van abriéndose y cerrándose con murmullo de lluvia.
¡Por fin he actualizado la sección "este mes toca"!
ResponderEliminarVenerada Gis
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente algunos de los desayunos en el Alcázar contigo,y no sabes cuánto los echo de menos...Me gusta mucho ese frío soleado del invierno,ya tengo ganitas de demora matinal, espero escaparme contigo muchas veces este Otoño, ven pronto, necesito luz en mis puntos umbríos...
Mujer, mira que tirar jerez al suelo. Disfruta de tus días pampalunáticos y no te demores más, piensa en el pobre lord Scutum.
ResponderEliminarAhora si que me das envidia!!!
ResponderEliminarJaja, anda que no me he acordado yo de los garrotes de crema!!! ay!
Me hizo acordar al desayuno que compartí con mi mamá esta mañana. Ella Selva Negra con coca cola. Y yo... mouse de chocolate con jugo de naranja.
ResponderEliminarQue viva el colesterol y el hígado.
Fue desayuno, almuerzo y merienda.
Pero... riquísimoooooooooooooooooo
No sé dónde está el Obrador, pero trataré de localizarlo en mi próxima visita. Aunque tal vez sea mejor tu prosa que la tarta de marras.
ResponderEliminarHas sido distinguido con el premio Thinking blogger award, como no podía ser menos (visita mi blog). Felicidades. Un fuerte abrazo
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