Ya estaba tardando, yo también, en organizar en mi casa una de esas fiestecitas donde se mezclan la comida, la poesía y el cine. Buko había traído Sacrificio, de Tarkovski, pero Joaquín dijo que por qué no lo veíamos rompiendo las copas y clavándonos los cristales en los ojos. Le dimos la razón. Joaquín además teledirigía el chovendo, un chovendo que hay en mi salón, bueno, puede que a chovendo no llegue porque no lleva paraguas, pero en la peana pone chovendo. Es un cura preconciliar negro y amarillo, enjuto de carnes, violentamente cerúleo... Eso y un monaguillo lampiño de porcelana, tamaño natural, son las únicas cosas de Iglesia que me han dado miedo siempre.
Joaquín le ponía voz al Chovendo. Yo lo volvía de espaldas "para no verlo más", pero él lo giraba poco a poco rechinando como una puerta y llenándome de miedo y risa: ¡Juaquín, que luego duermo sola! Luego quise grabarlo en mi móvil en plan politono, como el gañán o Bocaseca, y entonces él se puso muy serio y dijo: "¿Pues no quiere que hable un cura de madera?" Yo casi lo mato.
Vimos el jovencito Frankestein. La peli de mis ocho, nueve, diez y once años. Buko se durmió debajo de la pantalla, pero los demás no parábamos de reír. Duendes me ayudaba a llevar vasos a la cocina, qué majo. Se había acabado el guacamole que hice yo por primera vez, sabía bien pero no era verde. Bueno, yo creía que sí era verde. Beades me dijo que yo era daltónica, y que no podría nunca nunca pilotar un avión.
Iba a colocar la foto de un chovendo pero por más que ponía en el buscador de Google las palabras "chovendo", "chovendo de madera" etc... no salía nada.
ResponderEliminarY de Maki hablaré mañana, perdón, perdón, perdón. La vida se cruzó en mi camino.
busca chovendo en Santiago
ResponderEliminaren casa había otro
como decía Martín Vigil, junto con Serrat, de vez en cuando la vida, te sale al encuentro
Los daltónicos pueden pilotar aeronaves con licencia privada y limites de peso y carga. No pueden optar a licencias de vuelo nocturno ni comerciales. Pero pueden volar como pilotos, repito, privados.
ResponderEliminarLa Luftwaffe, tenía escuadrones de observación formados por aviadores daltónicos. Volaban los famosos Heinkel HE111.
Ventajas de estos escuadrones de aviadores y observadores daltónicos: Pues al confundir los colores, el camuflaje de artillería antiaérea, vehículos etc del enemigo servia para poco, ya que ellos veían lo que se ocultaba bajo las redes que trataban, pintadas con forma de tierra, arbustos o matojos, disimular el armamento que desde el aire, para los aviadores no daltónicos, pasaba desapercibido.
Saludos
Rocío, criatura, lo tuyo tiene delito. En cuanto tenga el helicóperto a punto, si vienes pasada de tequilas te dejo pilotarlo para hacer pasadas rasantes. En vesz de tiros, escupiremos latinajos y cáscaras de limón ginebrero, ¿vale? Me da demasiado el sol en la testa...
ResponderEliminarMe ha dejado flipado
ResponderEliminarel comentario atinado
del aviador capotado
¿Para cuando otra entrada?
ResponderEliminarla mañana del sábado la he pasado con Rocio y con Beades.
ResponderEliminarHa sido una experiencia agotadora, surrealista, dicertida, enriquecedora, pero sobre todo, un privilegio.
Rocio llevaba su vestido de H&M y su maquillaje de H&M, deslumbrante, y Beades llevaba su Nikon D-100, también muy apañao.
Lo cuento por si a algunos de entrambos dos les apetece ampliar, ya que ha sido una mañana muy interesante, y así alguno se anima a escribir algo nuevo.... si quieren, claro, y si no quieren también.
jajajajaja Foto y entrada de Chovendo ya!!! Por qué no te inventas una historia con él de protagonista?
ResponderEliminarGuacamole de Arana, hmmm, delicioso.