Hoy me he detenido a ver las caras de la gente cuando salía de las tiendas. Reconozco que el fin de las navidades me pone triste, y que me enfada un poco ver el ambiente tan festivo que reina en las calles. De los puestos de castañas sigue saliendo un humo delicioso, y del aparato pseudo musical del viejo de la esquina sigue emergiendo sonido en plan melodía, ¡y no estamos en diciembre...!
Las caras de las señoras suelen ser de asombro, al encontrarse en plena acera con un paraguas chino de rayas amarillas, un par de mules, otro par de converse all star en tono verde hierba, un bolso góndola, otro baguette y seis pares de calcetines de Ágatha Ruiz de la Prada. El señor que acompaña tiene un sempiterno gesto de sí querida, o todo lo más una indignación circunspecta. Los hombres NUNCA deberían venir con nosotras de compras. A veces ni siquiera nosotras deberíamos ir.
En mi casa ya es tradición que no hacemos rebajas, por mucho que todo esté más barato, porque ya los Reyes nos lo han regalado todo. Sólo si se necesita algo, y mira qué casualidad estamos en enero, condescendemos los seres de mi rama familiar en sumarnos al caos imperante. Claro que lo de primera necesidad es un término muy relativo, porque vete tú a decir a un chinito del Congo (1) que necesitas un jersey nuevo porque el antiguo hace bolas, o una crema anti rogeurs, o una toalla celeste para el baño...
Yo necesitaba un botecito de colonia de The body shop que huele a pomelo. Los primeros días de Enero vi que se acababa y ayayay, menudo cataclismo.
(1) Los chinitos del Congo. ¡Hazlo por los chinitos del Congo!, solía decirme mi padre ante el severo plato de verduras. Papá, en el Congo no hay chinos, sino negr... Qué sabrás tú, seguro que hay chinos y se sienten desplazados, acababa diciendo él, mirando el plato con ojos de guardia civil.
un sempiterno gesto de sí querida... ¿Dónde me has visto, Rocío, saliendo de compras? Tenías que haberme saludado.
ResponderEliminarUn gesto soberano, por otra parte, ese de pasar de las rebajas en honor a los Reyes. Se reverencia desde aquí.
Genial la psicología paternal, chinitos del Congo y encima desplazados. Así no hay quien se deje un garbanzo en el plato. Yo qué te voy a decir, salgo de rebajas, pero con un gesto parecido al del sí querida, que no sé en el Congo, pero en Pamplona hace mal efecto un jersey con bolas.
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