Cada veintidós de diciembre, día de la lotería, nos reuníamos en Madrid en un fin de semana pre navideño que sabía a promesa.
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| En el cielo encenderá la cuarta vela |
Yo corría a ver juguetes con mis primas: el escaparate de Musgo en la calle Hermosilla, con papanoeles mecánicos vestidos de rojo y oro, Santa Klaus con decimonónicas lentes caladas sobre la nariz, fue antes que Cortilandia. Luego estaba "Thomas", con sus muñecos de peluche, y cuando fuimos mayores, Diorita con sus anillos de piedras semi preciosas. Y luego, L'Occitane.
El piso de Madrid tenía siempre cargamentos de gel Moussel en la repisa de la bañera, y flotaba en el aire un olor a mimosa que me embargaba y luego supe que era la esencia de ella, mi tía Maite.
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| Foto cortesía de mi primo Edue |
Luego llegábamos a Vitoria y era la juguetería "Kolkay", con el apartamento maletín de Chabel o la súper caravana. Era la granja de los Pinipón y comprar "chuches de luxe" en La Espejera. Yo llevaba en mi carricoche a mi muñeca Maite, que se llamaba así por ella, por mi tía. Llegaba el plato de Navidad y aparecía con su constelación de filigranas de plata, libros y objetos de tocador. Jane Austen y Tolstói oliendo a jabón de lavanda.
Tenía el don de volver acogedor todo lo que tocaba, de convertir en casa cualquier lugar donde ella estuviera.


Qué maravilla de textito. Como tu tía Mayte era mi tía Dolores :`(
ResponderEliminarLo siento mucho si acabas de perderla...
Eliminar¡Bello! Feliz Navidad
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