LLuvia y frío. He vuelto a la ciudad, el campo tenía brillo de escarcha. La bruma se agarraba a las piedras y nos hacía rodar. Mi sobrina, (el duende verde), subía y bajaba los peldaños de madera barnizada conmigo de la mano. Fuerte, fuerte, atrapadas en la lluvia. Añorando el fuego. El vaho de la mañana y el abrigo de la noche me recordaban al otoño, un otoño de hojas azules.
¡Viva!!!
ResponderEliminarBravo!
ResponderEliminar...un otoño de hojas azules.....
ResponderEliminarqué barbaridad
cuanto en tan poco
¡Gracias, qué buenos sois todos!
ResponderEliminarPero bueno, no ha vuelto ya el sol??? Esperamos tu próxima entrega...
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