Tras la publicación de un libro, solemos esperar críticas con una mezcla de temor y esperanza.
Cuando salió a la luz La llave dorada no pensé en las reseñas que podían hacerle, pero llegaron. El apabullante artículo de EGM en Suma Cultural y la recomendación como lectura de verano de Teresuca Gutiérrez de Cabiedes en Páginas Digital.es me alegraron la vida, fueron regalos emocionantes de críticos justos pero que me conocen y me quieren.
Sin embargo esta crítica en un periódico de un casi desconocido me ha dejado asombrada...
Asombrada ante la clarividencia y la profundidad de análisis de su autor.
El viernes 28 de junio publicó La Rioja esta reseña. La firma Diego Marín y es abrumadoramente generosa. Me provocó bastante vergüenza el titular, pero mis tíos periodistas dicen que es un gran titular, que engancha.
Diego Marín es un crítico exigente y muy certero. Y ha tratado el libro con delicadeza y cariño: muchas gracias.
domingo, junio 30, 2013
jueves, junio 20, 2013
Las desoladas estaciones de autobuses
Ayer escribí un haiku durante el viaje Barcelona-Logroño, en autobús:
"Estación de autobuses:
un beso de película
entre desechos"
La escena es real. Si es una máxima universal aquello de que "la poesía atrae a los raritos" (no hay recital poético de categoría sin un ser digamos peculiar entre el público), también lo es que las estaciones congregan a todo personaje extraño que haya en la ciudad.
Eran las dos y media de la tarde. La taquilla no abría hasta las tres. Yo tenía un billete para las ocho que me condenaba a llegar a La Rioja a las dos de la madrugada, y como había corrido más que en toda mi vida para llegar a la estación, quería conseguir un adelanto en el viaje, y esperaba paciente para poder canjearlo por el autocar de las tres y media.
A mi alrededor había una señora que llevaba un perro de esos pequeños, casi diminutos, metido en una jaula. La culpa fue mía: me quedé mirándola porque la jaula parecía más una casa para pájaros. En seguida se acercó.
- Mira qué mono mi perrito.
- Sí, respondí, temiéndome que habría gato encerrado, digo perro encerrado.
- Es un perrito.
- Sí. No pude evitar asentir ante esta aseveración tan justa. Entonces ella me miró a los ojos.
- ¿Pues no me dice que es un loro? Pero no es un loro, no señora, que es un perro...
"La nave de los locos", pensé, alejándome. Encontré a un señor que salmodiaba:
- No me escuchan, no me escuchan. Mira que lo digo, pero no me escuchan.
Si no viniera de viajar en avión por media Europa habría sentido miedo.. Me aproximé a una pareja que parecía normal. En cuanto estuve cerca, se besaron. Fue un beso como en blanco y negro, y escribí el haiku, directamente en twitter.
Luego, lo que era un beso de película se convirtió en una aspiradora en espiral. Tanto se succionaban el uno al otro que temí que desaparecieran, y sobre todo que se sintieran molestos por mi cercanía.
Volvía a alejarme y se cruzó ante mí el no escuchado, que ahora decía:
- La cosa empezó por mi mujer, que no me escuchaba...
A lo mejor no estaba tan loco.
"Estación de autobuses:
un beso de película
entre desechos"
La escena es real. Si es una máxima universal aquello de que "la poesía atrae a los raritos" (no hay recital poético de categoría sin un ser digamos peculiar entre el público), también lo es que las estaciones congregan a todo personaje extraño que haya en la ciudad.
Eran las dos y media de la tarde. La taquilla no abría hasta las tres. Yo tenía un billete para las ocho que me condenaba a llegar a La Rioja a las dos de la madrugada, y como había corrido más que en toda mi vida para llegar a la estación, quería conseguir un adelanto en el viaje, y esperaba paciente para poder canjearlo por el autocar de las tres y media.
A mi alrededor había una señora que llevaba un perro de esos pequeños, casi diminutos, metido en una jaula. La culpa fue mía: me quedé mirándola porque la jaula parecía más una casa para pájaros. En seguida se acercó.
- Mira qué mono mi perrito.
- Sí, respondí, temiéndome que habría gato encerrado, digo perro encerrado.
- Es un perrito.
- Sí. No pude evitar asentir ante esta aseveración tan justa. Entonces ella me miró a los ojos.
- ¿Pues no me dice que es un loro? Pero no es un loro, no señora, que es un perro...
"La nave de los locos", pensé, alejándome. Encontré a un señor que salmodiaba:
- No me escuchan, no me escuchan. Mira que lo digo, pero no me escuchan.
Si no viniera de viajar en avión por media Europa habría sentido miedo.. Me aproximé a una pareja que parecía normal. En cuanto estuve cerca, se besaron. Fue un beso como en blanco y negro, y escribí el haiku, directamente en twitter.
Luego, lo que era un beso de película se convirtió en una aspiradora en espiral. Tanto se succionaban el uno al otro que temí que desaparecieran, y sobre todo que se sintieran molestos por mi cercanía.
Volvía a alejarme y se cruzó ante mí el no escuchado, que ahora decía:
- La cosa empezó por mi mujer, que no me escuchaba...
A lo mejor no estaba tan loco.
domingo, junio 16, 2013
Por qué me gusta... Mocedades?
- Me chiflan las canciones de Mocedades. Sobre todo "Eres tú". Y "El vendedor". Y "La reina contra el as". Y "Dibujando amor" que es deliciosa. Y...
- Tienes gustos de viejuna, me dijiste.
- Y "Solos en la alhambra"- terminé.
- Eso ahora mismo es imposible.
La conversación es real. No quise aclararle que Mocedades me gusta desde que tenía cinco años, que por entonces me aprendí, junto al Cocoguagua, el Amigo Félix y el "Te quiere la escoba y el recogedor", el estribillo de un par de canciones de ese grupo del que solo escuchar los primeros acordes, me hacía feliz: ¿Por qué?
Mocedades es mi niñez. Los veranos en Maestu. Íbamos por el pueblo y la gente solía hablar en castellano con algunos términos en euskera intercalados. En definitiva, en un tono recio, sinuoso y alegre en medio de su brusquedad. Un idioma de piedra antigua, de viento y de canciones. De verano en sombra.
Yo era feliz en el Norte.
LLegaba Septiembre, llegaba Sevilla y no digo que no fuera feliz entonces, pero añoraba Maestu, mi familia, todo ese tropel de eses y de franqueza que me envolvía en Agosto.
Mis padres tenían varios discos de Mocedades: escucharlos era como volver.
- Tienes gustos de viejuna, me dijiste.
- Y "Solos en la alhambra"- terminé.
- Eso ahora mismo es imposible.
La conversación es real. No quise aclararle que Mocedades me gusta desde que tenía cinco años, que por entonces me aprendí, junto al Cocoguagua, el Amigo Félix y el "Te quiere la escoba y el recogedor", el estribillo de un par de canciones de ese grupo del que solo escuchar los primeros acordes, me hacía feliz: ¿Por qué?
Mocedades es mi niñez. Los veranos en Maestu. Íbamos por el pueblo y la gente solía hablar en castellano con algunos términos en euskera intercalados. En definitiva, en un tono recio, sinuoso y alegre en medio de su brusquedad. Un idioma de piedra antigua, de viento y de canciones. De verano en sombra.
Yo era feliz en el Norte.
LLegaba Septiembre, llegaba Sevilla y no digo que no fuera feliz entonces, pero añoraba Maestu, mi familia, todo ese tropel de eses y de franqueza que me envolvía en Agosto.
Mis padres tenían varios discos de Mocedades: escucharlos era como volver.
Hace unas semanas celebramos en la Unir la primera graduación de nuestros alumnos. Y, junto al Gaudeamus Igitur, los profesores estuvimos ensayando durante semanas un play back de la canción Eres tú. Es curioso cómo se enlazan la niñez y la madurez, la felicidad en los recuerdos, como en un cine exín, y la felicidad de ahora al alcance de la mano.
P.S.: Comienzo nueva sección: por qué me gusta... Espero que sea inspiradora y que os guste a vosotros.
P.S.: Comienzo nueva sección: por qué me gusta... Espero que sea inspiradora y que os guste a vosotros.
domingo, junio 09, 2013
Presentando "La llave dorada": enlace al aula de cultura en Logroño y fotos del recital en Sevilla
¡Hola!
En la presentación de mi último libro en Sevilla varios lectores del blog que yo no conocía, y a los que me entusiasmó conocer, me sermonearon amablemente por no actualizar. Mi vida es un alegre caos pero prometo hacerlo a partir de ahora, porque si no lo hago tendría que cerrar este espacio por pura lógica, y no me apetece eliminar el blog: seis años son ya un trozo bastante largo de mi historia.
Para abrir boca he decidido recuperar el complejo Umbral ("yo he venido aquí para hablar de mi libro"), y ofreceros el link de la presentación que hicimos en Logroño, en la que el novelista riojano Andrés Pascual me invitó a recitar e invitó a tres grandes poetas a que recitaran también poemas de La llave dorada:
http://unir.adobeconnect.com/ p4bnk9df8q8/
El gran Beades tocó la guitarra. Merl habló maravillosamente, y Javier de Navascués fue la gran sorpresa de la tarde: recita de una forma serena y mágica.
Y, ya que estamos, os dejo también con algunas fotos de la presentación en La Casa del Libro, el viernes siete de junio.
Me presentó el poeta granadino Jose Julio Cabanillas, al que admiro profundamente. Cabanillas tiene una clarividencia y una fuerza estremecedoras. Habló muy bien, se puso algo trágico y dijo que yo ya he llegado a la madurez, vamos, que ya estoy en mar abierto. También habló de la atracción de la gracia (lo que yo llamo la atracción de la piedra imán) y de la mezcla de luz y sombra, alegría y dolor que hay en el libro.
Lo que más ilusión me hizo fue ver a todos mis amigos sevillanos y poetas. Lord Scutum fue el primero en llegar, y pablo Moreno y Carmelo Guillén Acosta, los últimos.
Eché mucho de menos a Enrique García-Máiquez y a Ale Martín Navarro... pero todo no podía ser perfecto.
Lo dicho: he vuelto, y prometo un poco de regularidad.
En la presentación de mi último libro en Sevilla varios lectores del blog que yo no conocía, y a los que me entusiasmó conocer, me sermonearon amablemente por no actualizar. Mi vida es un alegre caos pero prometo hacerlo a partir de ahora, porque si no lo hago tendría que cerrar este espacio por pura lógica, y no me apetece eliminar el blog: seis años son ya un trozo bastante largo de mi historia.
Para abrir boca he decidido recuperar el complejo Umbral ("yo he venido aquí para hablar de mi libro"), y ofreceros el link de la presentación que hicimos en Logroño, en la que el novelista riojano Andrés Pascual me invitó a recitar e invitó a tres grandes poetas a que recitaran también poemas de La llave dorada:
http://unir.adobeconnect.com/
El gran Beades tocó la guitarra. Merl habló maravillosamente, y Javier de Navascués fue la gran sorpresa de la tarde: recita de una forma serena y mágica.
Y, ya que estamos, os dejo también con algunas fotos de la presentación en La Casa del Libro, el viernes siete de junio.
Me presentó el poeta granadino Jose Julio Cabanillas, al que admiro profundamente. Cabanillas tiene una clarividencia y una fuerza estremecedoras. Habló muy bien, se puso algo trágico y dijo que yo ya he llegado a la madurez, vamos, que ya estoy en mar abierto. También habló de la atracción de la gracia (lo que yo llamo la atracción de la piedra imán) y de la mezcla de luz y sombra, alegría y dolor que hay en el libro.
Firmando... junto a Nico |
Lo que más ilusión me hizo fue ver a todos mis amigos sevillanos y poetas. Lord Scutum fue el primero en llegar, y pablo Moreno y Carmelo Guillén Acosta, los últimos.
Con mis amigos de Númenor... |
Los mismos, más Carmelo y José Julio |
Eché mucho de menos a Enrique García-Máiquez y a Ale Martín Navarro... pero todo no podía ser perfecto.
Lo dicho: he vuelto, y prometo un poco de regularidad.