Hoy me he despertado pensando que todo en esta vida fluye más o menos dulcemente. A veces como un río, a veces como una cloaca y otras veces como el castillo de Lindabridis, que aparece y desaparece ante nuestra vista como el relámpago orsiano. Fermosa me pareceis, doncella, mas encantamiento puede ser.
Hace cosa de siete años conocí a Lord Scutum gracias a un programa de radio que él dirigía. Se llamaba "La Cueva" y era tosco y hermoso como un cuenco de barro. Se veía que ni Lord Scutum ni su compañero eran periodistas, y sin embargo creaban todo un mundo cada jueves por la noche. El programa terminó de pronto, del mismo modo que mi compañera de piso en Pampaluna ya no vive en Íñigo Arista, donde a golpe de maullidos de gatos y fondo de violines, radio de cocina, vim clorex, nos fuimos acercando cada tarde. Ella me hablaba de Mozart y del arte barroco, los patronatos en Navarra, y yo le hablaba de Calderón y los poetas vivos como fuerzas vivas. Me llevó por las piedras mojadas, me enseñó Pampaluna. Y ya no vive ahí. Punto y aparte.
Van a cerrar el supermercado donde yo compraba el pan. Mora Fandos cierra su bog. Por no hablar de un chico que de pronto decidió separarnos de su vida.
A veces una piensa que ser valiente es decir de una vez la vida es una mierda. Pero es que no lo es. Sólo la felicidad y la nostalgia se asemejan tanto una a otra, sólo para el placer y el dolor merece la pena vivir. Ayer, con banda sonora de Mamas & Papas celebré en mi casa el banquete de otoño.
sábado, septiembre 30, 2006
miércoles, septiembre 27, 2006
La moda y la desesperación
Cada vez me desespera más la moda. Vale, de acuerdo, a todos nos gusta ir a la moda, sobre todo si ésta coincide con nuestros gustos. De pronto un día ves que para el otoño se llevará el color chocolate y que vuelven los vestidos de talle alto, corte imperio, tan bonitos y fáciles de usar, y te vuelves loca de alegría. Poco importa que también se estilen las botas altas, los labios rojos y las transparencias, porque como eso no te gusta, lo dejas a un lado y punto.
El problema llega cuando borran el color melocotón de los muestrarios de maquillaje, "¡lo que mejor me iba...!" Peor aun, cuando en tienda ninguna de todo lo visible e invisible encuentras unos pantalones con la cintura en su sitio. Es para mí un misterio, qué tendrá el lomo de excitante, si hasta los gatos lo enseñan. Me dicen los hombros, redondos y morenos en septiembre, las piernas, la garganta, lo puedo entender, pero ¿esto...? Y más cuando al final de la espalda hay que colocarse un dragoncito verde, un símbolo celta o una estrella de mar de quita y pon.
Una alumna mía norteamericana me hizo una redacción en la que veía la moda europea con ojos de estraterreste, que son los ojos más lúcidos. Como en Sueños en el umbral, ese libro-joya de Fátima Mernissi, dónde una niña cuenta con sus ojos de niña el mundo que le rodea, así mi alumna, Amanda, de larga melena rubia y mirada radiante, decía que los pantalones bajos son como pañales y que por el ombligo entra el frío en el cuerpo, mira, lo creo. También decía en su trabajo posterior que Don Álvaro, (el de don Álvaro o la fuerza del sino) era el personaje más heterodoxo dl Romanticismo español, a pesar de que en la obra se muestre tan creyente él, porque al final desconfía de su salvación y se desespera. Desesperarse es lo último para un católico, dijo Amanda, y me deslumbró. Ella, protestante, lo tenía claro: no sé si llegó sola al meollo o sacaría la frase de D. Enrique Baltanás, pero aún así le puse un nueve, sin preguntar mucho. Por original, intuitiva y profunda o por discípula aplicada y con capacidad de síntesis, daba lo mismo.
El problema llega cuando borran el color melocotón de los muestrarios de maquillaje, "¡lo que mejor me iba...!" Peor aun, cuando en tienda ninguna de todo lo visible e invisible encuentras unos pantalones con la cintura en su sitio. Es para mí un misterio, qué tendrá el lomo de excitante, si hasta los gatos lo enseñan. Me dicen los hombros, redondos y morenos en septiembre, las piernas, la garganta, lo puedo entender, pero ¿esto...? Y más cuando al final de la espalda hay que colocarse un dragoncito verde, un símbolo celta o una estrella de mar de quita y pon.
Una alumna mía norteamericana me hizo una redacción en la que veía la moda europea con ojos de estraterreste, que son los ojos más lúcidos. Como en Sueños en el umbral, ese libro-joya de Fátima Mernissi, dónde una niña cuenta con sus ojos de niña el mundo que le rodea, así mi alumna, Amanda, de larga melena rubia y mirada radiante, decía que los pantalones bajos son como pañales y que por el ombligo entra el frío en el cuerpo, mira, lo creo. También decía en su trabajo posterior que Don Álvaro, (el de don Álvaro o la fuerza del sino) era el personaje más heterodoxo dl Romanticismo español, a pesar de que en la obra se muestre tan creyente él, porque al final desconfía de su salvación y se desespera. Desesperarse es lo último para un católico, dijo Amanda, y me deslumbró. Ella, protestante, lo tenía claro: no sé si llegó sola al meollo o sacaría la frase de D. Enrique Baltanás, pero aún así le puse un nueve, sin preguntar mucho. Por original, intuitiva y profunda o por discípula aplicada y con capacidad de síntesis, daba lo mismo.
lunes, septiembre 25, 2006
Me explico
Que no se me enfade el personal. Lo de no necesitar las veladas en mi casa no iba en serio; era una hipérbole malograda. ¿Cómo no necesitar las pipas ardiendo y las jarras de cerveza bien enfriadas en el congelador, y Joaquín que me dice, "eres un encanto", y earth angel & the blues, el piano eléctrico, el tequila (¿ya voy por el quinto?), los poemas con lluvia incluida, o más bien diluvio, los cine fórums con el Suscribo durmiéndose, ¿os acordáis...? Hombre, "huesos que han gloriosamente ardido", ¿cómo van a olvidarse de tamaña maravilla?
El banquete de otoño tendrá lugar el viernes veintinueve, o sea, este viernes. Están invitados amigos y enemigos, en particular Pablo Buentes, Iván García y Enrique García Máiquez (al desayuno del sábado, si gusta).
A Breo Tosar, que me dice que le gusta mi prosa, (¡¡¡gracias!!!), y me pregunta si he escrito algún libro. Dos he publicado (el inefable Beades me proponía un link, pero es que yo "debo ser de pueblo".) Los dos libros en cuestión son poemarios. Con la prosa siempre me he llevado mal, no deja de decepcionarme ni de atraerme. Como un amor imposible. He comenzado al menos tres novelas, todas las he suprimido en algún momento de arrebato. Y mira que luego me arrepiento, las cosas del querer (y del ordenador...)
El banquete de otoño tendrá lugar el viernes veintinueve, o sea, este viernes. Están invitados amigos y enemigos, en particular Pablo Buentes, Iván García y Enrique García Máiquez (al desayuno del sábado, si gusta).
A Breo Tosar, que me dice que le gusta mi prosa, (¡¡¡gracias!!!), y me pregunta si he escrito algún libro. Dos he publicado (el inefable Beades me proponía un link, pero es que yo "debo ser de pueblo".) Los dos libros en cuestión son poemarios. Con la prosa siempre me he llevado mal, no deja de decepcionarme ni de atraerme. Como un amor imposible. He comenzado al menos tres novelas, todas las he suprimido en algún momento de arrebato. Y mira que luego me arrepiento, las cosas del querer (y del ordenador...)
domingo, septiembre 17, 2006
He vuelto de La Palma (con mayúsculas, no sólo en la ortografía sino en todo lo demás.) Fui buscando unos nombres: mi tatarabuelo, mi tío tatarabuelo, glorias locales. Durante el viaje en avión iba recordando una vieja canción que cantaba mi bisabuelo cuando yo era niña...
Palmero, sube a La Palma
y dile a la Palmerita
que se asome a la ventana
que mi amor la necesita.
¿...era necesita o solicita? Da lo mismo, a mí me parece más propio del amor necesitar que solicitar (podéis rebatirme, sobre todo los que estéis casados o en capilla.)
Y he encontrado "un reino de palmeras sobre el mar". Un mundo tranquilo de balcones y zaguanes, de hablar pausado, iglesias blancas y sacerdotes que parecen salidos del siglo XVI, de "Mucho ruido y pocas nueces". Una isla anclada entre el dieciséis español y la América que vi hace apenas medio año. Un reino de callejas, de piedras mojadas, de mar... La isla entera parecía una ventana con vistas al mar.
Palmero, sube a La Palma
y dile a la Palmerita
que se asome a la ventana
que mi amor la necesita.
¿...era necesita o solicita? Da lo mismo, a mí me parece más propio del amor necesitar que solicitar (podéis rebatirme, sobre todo los que estéis casados o en capilla.)
Y he encontrado "un reino de palmeras sobre el mar". Un mundo tranquilo de balcones y zaguanes, de hablar pausado, iglesias blancas y sacerdotes que parecen salidos del siglo XVI, de "Mucho ruido y pocas nueces". Una isla anclada entre el dieciséis español y la América que vi hace apenas medio año. Un reino de callejas, de piedras mojadas, de mar... La isla entera parecía una ventana con vistas al mar.
jueves, septiembre 14, 2006
Isla de la Palma, Canarias
He visto un arcoiris en el agua,
un reino de palmeras sobre el mar.
Vi desvanes, tejados, campanarios.
Piedras negras y rojas encendían el mar.
un reino de palmeras sobre el mar.
Vi desvanes, tejados, campanarios.
Piedras negras y rojas encendían el mar.
viernes, septiembre 08, 2006
La Virgen de la Vega
Hoy se celebra en Haro la Virgen de la Vega. La Iglesia de la Vega está al fondo de la calle de la Vega, donde mis bisabuelos compraron un pisito. Allí vamos en verano lo menos un par de días, y desde el verano pasado una semana completa. Paralelos a la calle de la Vega están los jardines de la Vega, que son como la celebración plástica de las bodas de Caná, con columpios, mazos de flores, orquestina los domingos y fila de plátanos. La fila de plátanos es lo que se ve desde la terraza de nuestro piso, así que parece que estamos clavados en un bosque, que sirve de telón en plan locus amoenus a nuestras partidas de cartas, lecturas de libros y siestas en mecedora.
Mi abuela siempre va a Haro por la Virgen, pero como este año nos vamos a Canarias a conocer nuestros ancestros, tendrá que conformarse. Yo también me voy a Canarias, lo aviso, por una semana. Esta es la vida: en el momento en que comenzaba a estar un poco lúcida, tengo que despedirme de nuevo. Hasta pronto.
Mi abuela siempre va a Haro por la Virgen, pero como este año nos vamos a Canarias a conocer nuestros ancestros, tendrá que conformarse. Yo también me voy a Canarias, lo aviso, por una semana. Esta es la vida: en el momento en que comenzaba a estar un poco lúcida, tengo que despedirme de nuevo. Hasta pronto.
jueves, septiembre 07, 2006
Me han vuelto a llamar al orden: un lector anónimo y simpático me ha preguntado que dónde estoy. Reconozco que últimamente me he vuelto exigente y lo que más puede espantarme es llenar este bloc de tonterías, dibujitos absurdos de cuando éramos niños, graffitis insulsos que no vengan a cuento. Pero, dirán ustedes, entre la verborrea y la mudez hay un punto medio, ¿no? ¡Ay!, qué difícil es hacer equilibrios, pero cuánto me ha gustado esta llamada de urgencia, "pon algo que si no, me muero". Dicen que sólo las mujeres mueren de amor, lo decía una canción mejicana: Mujeres a millares, hombres ninguno." Sin embargo ayer me dijo Fidel Villegas que una tía suya murió de cáncer y el marido se fue literalmente detrás. Mira, me alegró saberlo.
Me despido de este totum revolutum con una frase genial de la película "a good woman". La dice Tuppy: "Todo santo tiene un pasado, todo pecador tiene un futuro". Bonito, ¿eh? El personaje más entrañable de una película que les recomiendo.
Me despido de este totum revolutum con una frase genial de la película "a good woman". La dice Tuppy: "Todo santo tiene un pasado, todo pecador tiene un futuro". Bonito, ¿eh? El personaje más entrañable de una película que les recomiendo.