jueves, julio 24, 2008

Retorno a Castroviejo

Siempre que vuelvo a Logroño sigo un ritual de caminos, una ruta iniciática que me hace ahondar en los mismos pasos. Me gusta escuchar Misa en la Iglesia de San Bartolomé, románica y silenciosa, y caminar luego por Portales, entre comercios de los años veinte y tiendas nuevas, árboles, violines, palomas y la Redonda al fondo. Las plazas de provincias del Norte tienen un aire de ciudad atemporal de puro vieja y conocida, entre vintage y de postguerra, ciudad de invierno a pesar de Julio. Esa bruma que presagia tormenta, al doblar la tienda de los sombreros, me trae el olor de las piedras más antiguas.
El tercer punto sagrado de este cuadrilátero lo forma la perfumería Idoia, en la calle San Antón. Las perfumerías del Norte son tiendas todoterreno y elegantes a la vez, y venden una mezcla de colonias, maquillaje y bisutería buena. Entran dos señoras pidiendo un pastillero o un dosificador de perfume, y luego una chica de quince años que viene a comprar una cinta para el pelo. Y yo, que vengo buscando los labiales mate de T. Leclerc. Porque en Idoia se pueden comprar productos de esta marca francesa, de envases retros y olor a polveras de la abuela, "productos de tocador". Sus polvos sueltos son los más finos del mercdo y un must have de muchas famosas, su barra líquida mate en tono "secret" tiene el matiz rosa apagado que yo buscaba.
A eso de la una llego a la librería Castroviejo. Huele a madera. Repaso en las estanterías la colección de El Acantilado, los poemarios de Pre-textos. Leo al azar trozos de novelas de Carmen Martín Gaite. El dueño me sonríe y dice, "las novedades de La Veleta están en ese rincón". Y yo pienso, "qué bueno es haber llegado".

sábado, julio 19, 2008

Una peseta de Promesa

Me voy al Norte. Gracias a Dios, existen los cíbers. Intentaré no dejarme mucho, aunque la crisis acecha... en todos los sentidos.
Por si acaso, por si arrecia el temporal, os dejo una anécdota. Mamen, cincuenta y siete años. Me cuenta con ojos de chiquilla cómo empezó "lo suyo" con el que hoy es su marido. Tenía catorce años, y el muchacho dieciséis, y la madre no veía el asunto con buenos ojos, "¡tan jovencillos...!" El padre de él tenía una bodega, y al lado había una perfumería. Ella iba cada tres o cuatro días con un frasquito, "mamá, voy a por colonia".
Aquí Mamen se detiene y me dice tú no conociste esos tiempos, pero entonces se podía ir con un bote vacío a la droguería y pedir: "Me da una peseta de Promesa". Vuelve a pensarlo un poco y acaba: "Mi padre entonces me decía Niña, más jabón y menos colonia".
Os dejo una peseta de promesa: en unos días, volveré.

domingo, julio 13, 2008

Lo prometido: entrada frívola sobre cosmética. Cremas para el verano

Necesito una crema que cuide mis pobres codos, resecos de tanto estudiar. También quiero que huela bien y perdure, porque la mayoría de perfumes tienen alcohol y es cierta la ecuación Sol + Alcohol = Fuego.
Con estas dos premisas comencé mis investigaciones.
Primer escalón: La Leche hidratante de Avena de los supermercados Más. ¿Cuál es el veredicto? Bueno, cuesta tres euros y huele realmente bien, entre vainilla y almendra, es decir que como "colonia" de verano funciona, pero... no hidrata lo suficiente las zonas difíciles (codos, rodillas, talones.)
Segundo escalón: Me dieron en el stand de Revlon una muestra generosa de la crema perfumada de la fragancia Weekend, de Burberrys. ¿Resultados? Esta cremita color natilla es una gozada: hidrata, suaviza y nutre la piel, dejándola aterciopelada. Además puede comprarse independientemente del perfume, vale veinte euros un tubo más bien grande. Peeero... no me gusta el aroma, huele a viejuna. Así que estiraré la muestra, ya que me la aplico sólo en codos y luego incluso ¡me lavo las manos!
Emprendo ahora la conquista del tercer escalón. Creo que me decidiré por la Manteca corporal de coco de The Body Shop, que huele maravillosamente a verano y es tan densa que debe nutrir bien.
Cada vez me gusta más The body shop: sus sombras nada tienen que envidiarle a Mac, (excepto la variedad y originalidad, claro) y cuestan cinco euros menos. Recomiendo la 32, color chocolate, y la 35, color lavanda. Ambas tienen acabado como de terciopelo, que las hace muy manejables. Incluso puedes ponértelas con los dedos y jugar a tizas de colores...
Las fanáticas de Mercadona me recomendarán la leche de almendras de Deliplús. He llegado a cogerle un poco de manía a esta marca: casi todo lo que venden es feo y deprimente. En Mercadona todo lo arregan a base de Paraffinum liquidum. Tuve el aceite de Aloe vera y pringaba mucho, pero mis codos siguen igual de resecos.
Son los eefectos colaterales de la tesis, me dices, sonriendo.

P.S.: La foto de productos de tbs es de Adegea, la he tomado de su blog "Macedonia vital"

jueves, julio 03, 2008

El amor

Charito, ocho años, en mi casa, rodeada de filósofos, flores y botellas de vino del bueno: "El amor es una cochinada y se estudia en cuarto". Tras un breve silencio: "En conocimiento del medio, una asignatura sobre lo humano". Lo piensa un poco más, y remata: "Gracias a Dios, me queda mucho tiempo para éso".